MINAS DEL ALTO DEL TORO – LAS PIEDRAS MARCADAS
En lo que políticamente es hoy Dosquebradas, habitó inicialmente una familia de Quimbayas denominada Putamaes, cazadores por excelencia, belicosos por antonomasia y sólo amigos de sus vecinos para los trueques establecidos por los Quimbayas.
MINAS DEL ALTO DEL TORO – LAS PIEDRAS MARCADAS
En lo que políticamente es hoy Dosquebradas, habitó inicialmente una familia de Quimbayas denominada Putamaes, cazadores por excelencia, belicosos por antonomasia y sólo amigos de sus vecinos para los trueques establecidos por los Quimbayas.
Habitaron estos antepasados en las laderas y colinas que rrodean el valle de Dosquebradas, el cual era rica en aguas y vegetación silvestre, propia del clima.
Si la civilización Chibcha es la denominada la del maíz, la de los Quimbayas puede denominarse de la guadua “A los Putamaes le agregamos “ y del oro”.
Los pobladores de Dosquebradas sobre sus colinas, observaban la llanura sembrada de guadua en medio de las interminables lagunas de su Valle Lagunas originadas por el continuo desbordamiento de sus múltiples quebradas y riachuelos ocasionado por su abundante riqueza hidrográfica y su alta precipitación fluvial que a su vez originó que los naturales buscaran refugio a las laderas y colinas que lo bordean.
En el aspecto cultural solo quedan las piedras marcadas en el alto del Toro, en el sitio de la Marcada, situada en el río San José, en la desembocadura de la quebrada Borrachero, esta ultima arrastra en su caudal gran cantidad de material aurífero.
Las piedras marcadas, son grafismos en escritura cuneiforme; herencia fenicia de inmemorable recordación. Son importantes estas piedras, porque: Describen el territorio donde se logra el abastecimiento de alimentos y objetos de cambio.
Las piedras marcadas, también son testimonio de sus rituales mágicos, pues describen posiciones del sol y la luna por medio de círculos concéntricos y aposentos para pinturas rituales; guardando las proporciones estas piedras se semejan en importancia al Lavapatas de la cultura de san Agustín.
Para las comunicaciones los indios Putumaes tenían rutas plenamente establecidas que aún son identificables y situadas sobre las colinas. Por ejemplo el denominado “camino Viejo de apié a Santa Rosa”, conocido anteriormente como el camino de los Indios.
Labrantíos, carreteras, puentes, urbanizaciones, escuelas, templos, de los cuales disfrutamos hoy, no surgieron como por arte de magia. No. Todo fue premeditado, estudiado y planeado en largos años de lucha, sacrificios y sin sabores, a fin de ir convirtiendo estos tupidos guaduales y montañas impenetrables de ayer, en asentamiento de campesinos honrados venidos de otras tierras para impulsar nuestro progreso, dignificar la vida con su trabajo y darnos un valioso ejemplo de patriotismo. Esta es la singular característica del pueblo biquebradense
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